Cómo Valorar a los Adultos Mayores: Respeto, Gratitud y Dignidad

 "Honrar a quienes nos precedieron no es solo un acto de gratitud, sino un reconocimiento de que cada arruga lleva impresa una historia, cada silencio esconde una enseñanza, y cada mirada refleja el legado de una vida que merece ser escuchada y valorada."

El Impacto del Respeto en la Vida de un Adulto Mayor



¿Cómo afecta la falta de respeto a la autoestima y bienestar de los mayores?, 

Con la llegada de la era moderna, surgió una sociedad más acelerada, donde ya no había espacio para la contemplación, para ir lento y despacio. En consecuencia, quienes más se vieron afectados fueron los adultos mayores, quienes, particularmente, son de los más denigrados en la sociedad actual, al menos según lo que he observado en mi entorno inmediato.

Si prestas atención y eres observador en la vida, te darás cuenta de que muchos adultos mayores, después de alcanzar cierta edad en la que ya reciben su pensión y ayuda por parte de entidades gubernamentales, aun así siguen trabajando. Y me preguntaba: ¿por qué lo hacen? ¿Por qué no disfrutan de su tiempo libre?

Esto me recuerda una anécdota que quiero compartir para dar contexto. Se trata de un conocido que, en algún momento, fue mi vecino. Después de que él y su familia se mudaron, le perdí la pista hasta que, un día, lo encontré cerca del mercado de la colonia donde solía hacer mis compras.

El punto central es que lo veía allí, sentado en una banca, alimentando a las palomas. Al principio, no me sorprendió—cualquiera puede sentarse en una banca y alimentar a las palomas—pero lo que me llamó la atención después fue darme cuenta de que lo hacía como una rutina. El tiempo pasa más despacio cuando observamos la vida con calma, tranquilidad y pausa.

¿Cómo se relaciona esto con la pregunta sobre el respeto a los adultos mayores y la influencia en su autoestima? Es simple: todas las personas merecemos respeto, sin importar nuestra condición física, económica o social. Nadie debería sentirse imposibilitado de realizar determinadas acciones solo por su edad. En el caso de los adultos mayores, con el tiempo pierden ciertas capacidades físicas y cognitivas, pero eso no los hace menos valiosos.

Aun así, la sociedad suele verlos como una carga, un estorbo, en lugar de considerarlos como una fuente de sabiduría y conocimiento de la que podríamos aprender. Y no culpo a quienes piensan así, porque, al final del día, la mayoría de los mexicanos hoy en día están atrapados entre la espada y la pared, intentando sobrevivir día tras día. Para muchos, asumir la responsabilidad de otra persona resulta complicado. Sin embargo, eso no justifica el maltrato o la indiferencia hacia los adultos mayores. Es válido sentir frustración, pero lo que no se justifica es actuar con desprecio o crueldad hacia ellos

"Honrar a nuestros mayores es reconocer que el pasado construye el presente y guía el futuro."




¿Qué pequeños gestos pueden demostrar respeto y consideración hacia ellos?

A veces, gestos tan simples como sentarse con ellos a platicar y escuchar todo lo que tienen que decir —aunque te hayan contado la misma historia cientos de veces— pueden marcar una gran diferencia. No creas que no notan la indiferencia, la manera en que actúas o cómo finges empatía en lugar de demostrar autenticidad y una verdadera escucha activa. Sé que puede parecer que lo digo en un tono molesto, como si estuviera recriminando a alguien, pero ¿de qué otra forma puedo transmitir mi mensaje con emoción y pasión? Lo hago con la esperanza de encontrar una alternativa, una solución, un rayo de luz ante todo lo que sucede.

No se trata solo de escuchar, ¿sabes? También implica involucrarse en sus vidas, salir con ellos, ayudarles en sus necesidades diarias, como comer y vestirse, especialmente para aquellos adultos mayores que ya no pueden valerse por sí mismos. La verdad es que decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Incluso ahora, me resulta difícil imaginar que, en el futuro, mi padre y mi madre necesitarán de mí. Yo tengo mi propia vida, estoy con alguien o no, no lo sé, pero tengo mis responsabilidades y compromisos.

Sé que suena egoísta, pero es válido reconocer que algunas personas tienen su propio camino, y los padres deben respetar la independencia de sus hijos. Sin embargo, por el amor de Dios, haz un esfuerzo por visitarlos, hacer una llamada, saber cómo están, llevarles algún detalle. Puede que no siempre tengas ganas, especialmente cuando la rutina del trabajo te deja agotado, pero piensa en quiénes te dieron la vida y te ayudaron a vivirla. Sé agradecido.

Por último, algo que podemos hacer es visitarlos. A algunos les encanta, a otros no tanto, y no quiero generalizar, porque al final todo depende de cada persona y su forma de ser. En mi caso, a mi abuela —la única que tengo hasta el momento— le encantan las visitas; le gusta ver la casa llena. Y si no podemos darnos el lujo de visitarlos todos los días, al menos una llamada telefónica, un mensaje de texto o visitas periódicas pueden hacerles mucho bien.


"Los años no quitan valor, suman experiencia. La verdadera riqueza está en quienes han vivido y aprendido."




¿Cómo fomentar el respeto por los adultos mayores en la familia y la comunidad?

Comienza por ti, por tu círculo inmediato. Si hace tiempo que no visitas a tu abuela o abuelo, hazlo, no pierdes nada. Si hace tiempo que no hablas con un adulto mayor para pedir su consejo, no tengas miedo. Ellos estarán encantados de decirte lo que piensan y sienten, de transmitirte todo su conocimiento.

No tengas miedo de acercarte a ellos. No son una pérdida de tiempo ni una carga; son un gran tesoro por descubrir. Es como entrar en una biblioteca de experiencias humanas, donde podemos adquirir conocimientos y, ¿por qué no?, llorar, reír, enojarnos… compartir lo que sea que suceda. Estar con alguien que ha vivido más que tú es realmente maravilloso.

Escribo todo esto porque lo necesito, porque, de alguna manera, es un recordatorio y un compromiso conmigo mismo para involucrarme más en la vida. Implicarse—esa es la palabra clave. Si no lo hacemos, si nos mantenemos atrapados en nuestro monólogo interno, jamás podremos dar ese paso hacia una vida plena, hacia comprender cómo los demás viven y sienten. Compartir nos libera del sufrimiento.


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